jueves, 12 de julio de 2007

Proust para vergonzantes


Increíble pero cierto. Incluso Marcel Proust fue considerado frívolo en la sociedad francesa de su época, cosa que ya nadie se atrevería a afirmar a riesgo de ser considerado frívolo. Aparte de En busca del tiempo perdido, se ha popularizado en los medios el cuestionario Proust que se le aplica por igual a políticos, artistas y farándula.

Se ha convertido en símbolo de estatus ser invitado a llenar un cuestionario Proust, hasta el punto en que se falsea la información para aparecer como un academicista recalcitrante, hayan leído o no los siete tomos de la obra maestra del que es considerado por muchos como el mejor escritor del siglo XIX (y de muchos otros).

Por esta razón, habría que crear otro cuestionario paralelo, en el que nadie esté obligado a dar respuestas “inteligentes” o cultas. Tendría que llamarse “Proust para vergonzantes”, y la única regla es contestar con completa libertad y descaro, aunque sea para reconocer ante nosotros mismos el daño irreparable que la cultura MTV ha causado en todos nosotros.

Tomaré la iniciativa, para ayudarlos a perder el miedo.

1. Qué cantó esta mañana en la ducha

Las arias de Verdi, en especial “Va Pensiero”
(Verdad: Mi hips don´t lie)

2. Qué libro de la literatura universal leería para curarse del insomnio
Ninguno, todos me mantienen irremediablemente despierta, en especial La Divina Comedia.
(Verdad: El Quijote).

3. Cuál es el cantante que le gusta pero jamás confesaría en una reunión de intelectuales.
Monserrat Caballé
(Verdad: Ricky Martin)

4. De qué canción le gustaría ser el compositor.
La canción del pirata, de José de Espronceda, pues me apasiona la poesía del Romanticismo español
(Verdad: La gata bajo la lluvia, de Juan Gabriel)

5. De qué chisme le gustaría enterarse
Me parecen de pésimo gusto los chismes.
(Verdad: del nombre de las presentadoras colombianas de TV que se acostaron con los paras).

6. Cuando nadie lo ve, qué programa basura de televisión se queda viendo
Los debates presupuestales de la Cámara de Representantes.
(Verdad: el reality The flavours of love).

7. Qué película mala lo hizo llorar de emoción
El Acorazado Potemkin
(Verdad: Rocky IV)

8. Qué película no ha terminado de entender
Todas las entiendo, en especial el cine afgano y el francés.
(Verdad: El perro Andaluz)

9. Por qué cambiaría un plato de Sushi en este momento
Por unos callos a la manera de Oporto, como el poema de Pessoa
(Verdad: Por una empanada con ají)

10. A quién admira
A Marcel Proust
(Verdad: a Marcel Proust)

miércoles, 11 de julio de 2007

Forget Paris



Paris Hilton fue a prisión por conducir embriagada y de inmediato la guerra en Irak pasó a un segundo plano en la agenda estadounidense. Desde que participó en el reality The Simple Life, los medios no dejan de rasgarse las vestiduras por las excentricidades de la heredera de una fortuna avaluada en 1.410 millones de dólares. Se retuercen en su propio disgusto cada vez que la rubia gasta millones en un diamante con el que luego abre una caja de detergente; desesperan cuando un video pone al descubierto su vida sexual, pierden los sesos cuando recibe un Ferrari solo por asistir a un evento, chillan de irritación cuando su libro rompe récord de ventas, rechinan los dientes cuando ¡oh sorpresa! decide no votar.
¿Cuánta atención merece Paris Hilton? Por sí misma, muy poca, pues hasta ahora su único mérito conocido ha sido popularizar la ya popular frase “that´s hot”. Sin embargo fue elegida por Barbara Walters de la cadena ABC como una de las 10 personas más fascinantes del 2004, al lado de los creadores de Google y el documentalista Michael Moore. No es Paris, sino este fenómeno mediático en torno a ella el que merece un segundo vistazo.
A decir verdad, no es la primera vez que el público norteamericano siente fascinación por los estúpidos. Para la muestra está Forrest Gump, donde el actor Tom Hanks interpreta al rey de los tontos; I am Sam, donde Sean Penn interpreta a un retrasado mental que recupera el amor de su hija; Dumb And Dumber, donde Jim Carrey y Jeff Daniels inmortalizan sus tartamudeos, babeos y gesticulaciones escabrosas, por no mencionar a Robert de Niro o al célebre Homero Simpson que representa al norteamericano promedio. Sí, cada país tiene su fascinación, Perú por los enanos y las vedettes, Colombia por los traquetos y las prostitutas, Japón por los desmembramientos y los chorros de sangre, México por las heroínas sufridas, y Estados Unidos por los estúpidos.
Debe ser este el motivo por el que todos quieren devorar a Paris Hilton: ella encarna la ausencia de todo contenido, es el ícono de la cultura chatarra por excelencia. Y eso es irresistible en un país donde el 80% de los encuestados cree que el mundo fue creado en 7 días, en un país donde el presidente Bush proclama con orgullo “creo que humanos y peces pueden coexistir de forma pacífica”; en un país donde las leyes de Chicago prohiben comer en un lugar que está ardiendo, en Denver es ilegal prestarle la aspiradora al vecino y en Alabama es ilegal llevar un bigote falso que cause risas en una iglesia.
Paris Hilton ha logrado lo que Forrest Gump y Homero Simpson no lograron desde la ficción, darle al pueblo norteamericano una catarsis colectiva. Al verla, una sociedad vacía se siente llena; al oírla una sociedad sin discurso recupera los argumentos; ante su absoluto relativismo todos descubren los valores y principios puritanos sobre los que fue fundada Norteamérica; al lado de su pasmosa estupidez una masa se descubre de nuevo capaz, inteligente, culta, sensata, responsable, idealista, profunda y centrada. Ante el vacío absoluto lo demás cobra peso, en comparación con la nada lo poco se ve abundante.
Entre tanto, en el salón de la fama, Paris Hilton recibe un Ferrari último modelo sólo por asistir a la inauguración de un bar; cobra US $17.500.000 millones de dólares por la quinta temporada de The Simple Life, recibe 7 millones de dólares por las ventas de su perfume y sus libros, otros tantos millones por sus intermitentes apariciones en el cine y en las pasarelas y según la revista Forbes es una de las 100 celebridades más grandes del mundo. ¿Quién es el tonto? Ante esta pregunta Paris respondería con una de sus frases favoritas, “I don't really think, I just walk".