miércoles, 11 de julio de 2007

Forget Paris



Paris Hilton fue a prisión por conducir embriagada y de inmediato la guerra en Irak pasó a un segundo plano en la agenda estadounidense. Desde que participó en el reality The Simple Life, los medios no dejan de rasgarse las vestiduras por las excentricidades de la heredera de una fortuna avaluada en 1.410 millones de dólares. Se retuercen en su propio disgusto cada vez que la rubia gasta millones en un diamante con el que luego abre una caja de detergente; desesperan cuando un video pone al descubierto su vida sexual, pierden los sesos cuando recibe un Ferrari solo por asistir a un evento, chillan de irritación cuando su libro rompe récord de ventas, rechinan los dientes cuando ¡oh sorpresa! decide no votar.
¿Cuánta atención merece Paris Hilton? Por sí misma, muy poca, pues hasta ahora su único mérito conocido ha sido popularizar la ya popular frase “that´s hot”. Sin embargo fue elegida por Barbara Walters de la cadena ABC como una de las 10 personas más fascinantes del 2004, al lado de los creadores de Google y el documentalista Michael Moore. No es Paris, sino este fenómeno mediático en torno a ella el que merece un segundo vistazo.
A decir verdad, no es la primera vez que el público norteamericano siente fascinación por los estúpidos. Para la muestra está Forrest Gump, donde el actor Tom Hanks interpreta al rey de los tontos; I am Sam, donde Sean Penn interpreta a un retrasado mental que recupera el amor de su hija; Dumb And Dumber, donde Jim Carrey y Jeff Daniels inmortalizan sus tartamudeos, babeos y gesticulaciones escabrosas, por no mencionar a Robert de Niro o al célebre Homero Simpson que representa al norteamericano promedio. Sí, cada país tiene su fascinación, Perú por los enanos y las vedettes, Colombia por los traquetos y las prostitutas, Japón por los desmembramientos y los chorros de sangre, México por las heroínas sufridas, y Estados Unidos por los estúpidos.
Debe ser este el motivo por el que todos quieren devorar a Paris Hilton: ella encarna la ausencia de todo contenido, es el ícono de la cultura chatarra por excelencia. Y eso es irresistible en un país donde el 80% de los encuestados cree que el mundo fue creado en 7 días, en un país donde el presidente Bush proclama con orgullo “creo que humanos y peces pueden coexistir de forma pacífica”; en un país donde las leyes de Chicago prohiben comer en un lugar que está ardiendo, en Denver es ilegal prestarle la aspiradora al vecino y en Alabama es ilegal llevar un bigote falso que cause risas en una iglesia.
Paris Hilton ha logrado lo que Forrest Gump y Homero Simpson no lograron desde la ficción, darle al pueblo norteamericano una catarsis colectiva. Al verla, una sociedad vacía se siente llena; al oírla una sociedad sin discurso recupera los argumentos; ante su absoluto relativismo todos descubren los valores y principios puritanos sobre los que fue fundada Norteamérica; al lado de su pasmosa estupidez una masa se descubre de nuevo capaz, inteligente, culta, sensata, responsable, idealista, profunda y centrada. Ante el vacío absoluto lo demás cobra peso, en comparación con la nada lo poco se ve abundante.
Entre tanto, en el salón de la fama, Paris Hilton recibe un Ferrari último modelo sólo por asistir a la inauguración de un bar; cobra US $17.500.000 millones de dólares por la quinta temporada de The Simple Life, recibe 7 millones de dólares por las ventas de su perfume y sus libros, otros tantos millones por sus intermitentes apariciones en el cine y en las pasarelas y según la revista Forbes es una de las 100 celebridades más grandes del mundo. ¿Quién es el tonto? Ante esta pregunta Paris respondería con una de sus frases favoritas, “I don't really think, I just walk".

2 comentarios:

Martín Franco Vélez dijo...

Es cierto: la fascinación por la estupidez tiene, en el fondo, la intención de hacer sentir a la gente un poco mejor consigo misma; de hacerle ver que su vida no es tan vacía como la de alguien que, como Paris, no hace nada en realidad. Aunque la reflexión final es muy certera: ¿Quién es en realidad el estúpido?

¡Bienvenido pinteunbosque al mundo de los blogs!

Caja de Resonancia dijo...

El efecto más impactante de Paris en los estadounidenses está en que incluso le admiten que la cárcel es algo muy duro para ella. Al final no pagó toda la condena que debía porque sería cruel con la delicada mujercita. Pégale una mirada al sabotaje que hizo el artista Bansky ( http://www.youtube.com/watch?v=5KvpU3q--oQ )Robó los discos de una tienda Virgin, modificó los cuadernillos y los volvió a poner en los estantes. Su mensaje llegó a cientos. Bienvenida al mundo bloguer, lindura.